Crecer…
Por Loreto Insinilla
Uno crece cuando mantiene la esperanza, cuando no hay voluntad débil, ni pérdida de fe.
Uno crece cuando acepta la realidad a veces momentánea y tiene corazón para vivirla.
Cuando acepta su destino, pero tiene la fuerza y humildad para intentar cambiarlo.
Uno crece aprendiendo de los errores pasados y también de los ajenos, mirando hacia adelante proyectando lo que nos pueda permitir el mañana. Crece cuando supera, se valora, y sabe dar frutos, porque los frutos de nuestros actos son los que hablan de nuestra persona y no las palabras y versos vanos e inútiles. Uno crece cuando abre camino dejando huellas, asimila, experiencias... y siembra raíces con honestidad y lo más importante dando para los demás y no para uno mismo sin una máscara con apariencia de bondad transando nuestros valores…nuestro preciado tesoro! Uno crece cuando se impone metas, sin importarle comentarios, ni prejuicios, cuando da ejemplos sin importarle burlas ni competencias, cuando cumple con su labor, sin importarle opiniones, siendo que nuestras metas son dignas, transparentes y no una carrera para nuestros beneficios egoístas. Uno crece cuando se es fuerte por las lecciones de la vida, sostenido por principios y valores, y sensible por creación… humano por nacimiento!. no por la conveniencia de nuestros deseos emocionales y/o profesionales. Uno crece cuando enfrenta el invierno aunque pierda las hojas, cuando enfrenta el otoño y ves que estas solo, cuando recoges flores aunque tengan espinas y haces camino aunque se levante el polvo en el sofocante calor del verano. Uno crece cuando es capaz de soñar y alimentarse con bosquejos de ilusiones, capaz de perfumarse, con flores deshojadas...! ¡Y de encenderse con migajas de amor...!Uno crece ayudando a sus semejantes, conociéndose a sí mismo y dándole a la vida más de lo que recibe… con amor, con valor, con ternura…perdonando al amigo, al amigo ciego, al amigo que no escucha, que nos separa, que va por un mal camino y que nos hace llorar al saber que sufrirá y no podemos cambiarlo. Uno crece cuando se planta para no retroceder... ¡Cuando se defiende como ave para no dejar de volar...! ¡Cuándo se clava como lirio en la tierra y se ilumina como estrella, uno crece cuando llega a un punto en la vida en que comprende con madurez y amor a Dios que el dolor fortalece y no endurece, que el querer no es poder, y que el fin no justifica los medios. Así se crece.
Uno crece cuando acepta la realidad a veces momentánea y tiene corazón para vivirla.
Cuando acepta su destino, pero tiene la fuerza y humildad para intentar cambiarlo.
Uno crece aprendiendo de los errores pasados y también de los ajenos, mirando hacia adelante proyectando lo que nos pueda permitir el mañana. Crece cuando supera, se valora, y sabe dar frutos, porque los frutos de nuestros actos son los que hablan de nuestra persona y no las palabras y versos vanos e inútiles. Uno crece cuando abre camino dejando huellas, asimila, experiencias... y siembra raíces con honestidad y lo más importante dando para los demás y no para uno mismo sin una máscara con apariencia de bondad transando nuestros valores…nuestro preciado tesoro! Uno crece cuando se impone metas, sin importarle comentarios, ni prejuicios, cuando da ejemplos sin importarle burlas ni competencias, cuando cumple con su labor, sin importarle opiniones, siendo que nuestras metas son dignas, transparentes y no una carrera para nuestros beneficios egoístas. Uno crece cuando se es fuerte por las lecciones de la vida, sostenido por principios y valores, y sensible por creación… humano por nacimiento!. no por la conveniencia de nuestros deseos emocionales y/o profesionales. Uno crece cuando enfrenta el invierno aunque pierda las hojas, cuando enfrenta el otoño y ves que estas solo, cuando recoges flores aunque tengan espinas y haces camino aunque se levante el polvo en el sofocante calor del verano. Uno crece cuando es capaz de soñar y alimentarse con bosquejos de ilusiones, capaz de perfumarse, con flores deshojadas...! ¡Y de encenderse con migajas de amor...!Uno crece ayudando a sus semejantes, conociéndose a sí mismo y dándole a la vida más de lo que recibe… con amor, con valor, con ternura…perdonando al amigo, al amigo ciego, al amigo que no escucha, que nos separa, que va por un mal camino y que nos hace llorar al saber que sufrirá y no podemos cambiarlo. Uno crece cuando se planta para no retroceder... ¡Cuando se defiende como ave para no dejar de volar...! ¡Cuándo se clava como lirio en la tierra y se ilumina como estrella, uno crece cuando llega a un punto en la vida en que comprende con madurez y amor a Dios que el dolor fortalece y no endurece, que el querer no es poder, y que el fin no justifica los medios. Así se crece.
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